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La historia del Palacio de Qolqampata es deslumbrante, apasionante y única. Increíble edificación que atestigua silenciosamente por más de ocho siglos fabulosos pasajes de la vida y obra de innumerables generaciones de personajes protagonistas de la historia del Perú. Es una historia en el que los nombres y vidas de gobernantes Incas, conquistadores, reyes españoles, virreyes, libertadores y élites de la República confluyen y se mezclan caprichosa o casi mágicamente. Esta breve reseña es absolutamente fiel a fuentes históricas confiables.
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Etapa Incaica
En el milenario barrio Inca de Qolqampata, en quechua el andén de los almacenes o graneros, se levantan imponentes los restos o ruinas de un Palacio Inca que se atribuye al primer gobernante de los Incas, el mítico Manco Capac (Manku Qapac). Los años en los que vivió y gobernó Manco Capac están envueltos en debate entre los historiadores, se estima que gobernó el Cusco a comienzos del siglo XIII. El fundador, de lo que se convertiría en el legendario Imperio de los Incas, construyó el Inticancha (luego Qoriqancha o templo del sol), lugar donde probablemente residió. A su muerte el Palacio de Qolqampata podría haber pasado a su familia o panaca (panaka), que se llamó “Chima Panaca”, aunque ésta panaca recién podría haber recibido este Palacio durante el gobierno de Pachakútec. Tres siglos después al penúltimo soberanamente erguido ya en el ocaso del Imperio, Huascar (Wasqar) también se le atribuye la propiedad del palacio. Nacido en 1503 y muerto en 1532, en plena conquista; sería además propietario de otro Palacio, el Amarukancha (situado en la Plaza de Armas, hoy Iglesia de la Compañía de Jesus y Universidad San Antonio Abad del Cusco).
Etapa Colonial
En los albores de la colonia el Palacio de Qolqampata pasó a propiedad de Paullu Topa Yupanqui (1518-1549), hermano de Huascar y otro de los hijos del gran conquistador Inca Huayna Capac (Wayna Qhapac), como resultado de su designación como Inca por las autoridades españolas. Paullu carga con una leyenda negra de gobernador títere de los españoles (el propio Carlos V enviaría una carta de gratitud por su ayuda en la defensa de la conquista), en contraposición con la imagen de otro de sus hermanos, Manco Inca Yupanqui (Manko). Inicialmente designado por el conquistador Francisco Pizarro, en 1533, para suceder a su hermano Atahualpa.
Paullu se convierte al cristianismo y es bautizado como Cristóbal, manda a construir la vecina Iglesia de San Cristóbal, debajo del Palacio de Qolqampata, adoptando también en la colonia el barrio el nombre castellano de San Cristóbal en reemplazo del quechua Qolqampata. A la muerte de Paullu quedaron viviendo en el Palacio su viuda Catalina Tocto Usica y su hijo Carlos Inca Yupanqui. Carlos se casó con una mujer española, María Amarilla de Esquivel, procreando ambos a Carlos Melchor Inca Yupanqui (como su abuelo y padre antepone su título de Inca a su apellido Yupanqui), nacido el año 1574 en el Cusco, apadrinado por el Virrey del Perú Francisco Toledo. Carlos Melchor el primer mestizo de este rancio linaje Inca se casó en primeras nupcias en 1599 con una mujer de ascendencia española pero nacida en el Cusco (nieta de dos insignes conquistadores), Leonor Arias Carrasco y habitó el Palacio de Qolqampata hasta su viaje a España en 1599 cumplimiento de órdenes del Rey, para evitar cualquier intento de subversión liderado por un Inca. En 1603 presentó a la Corte un célebre memorial de reclamos y en 1606 Felipe II le concedió el hábito de la Orden de Santiago y 8500 ducados anuales. Falleció en Alcalá de Henares en 1610.
Carlos Melchor Yupanqui no tuvo descendientes legítimos varones adultos que le sobrevivieran, ni del primer matrimonio ni del segundo también con una dama madrileña, María de Silva, si los tuvo de Francisca Quispe Sisa, uno de ellos llamado como su padre Carlos Melchor, nacido en el Cusco en 1592, fue ordenado caballero de la Orden de Santiago en 1627 y residiría en la Corte de Madrid hasta su muerte. El exilio en España al que condena el virrey Toledo a los descendientes de Paullu y posteriormente la derrota de las rebeliones de Tupac Amaru II debilitarían enormemente a las élites Incas en la Colonia y finalmente las reformas bolivarianas de la independencia terminarían quitándole cualquier rezago de poder e influencia a éstas élites.
Etapa Republicana
En la República se conoce el lugar más como fundo Qolqampata por la pequeña producción agrícola, luego también habría un bosque de eucaliptos allí. Siendo inicialmente propietarios en el siglo XIX la familia Gonzales Béjar, quienes la pierden por deudas. El 1 de Diciembre de 1898 el inmigrante italiano César de Luchi Lomellini Pedamonte (Génova 1840 – Lima 1950) compró la denominada en ese entonces Quinta Qolqampata a Ysabel Peralta viuda de Vignati por 600 soles al contado (quien adquirió la propiedad de los Gonzales Béjar).
El señor de Luchi Lomellini Pedamonte alcanzó abundante prosperidad económica gracias a su Casa Comercial que fundó años antes en otro Palacio, el que perteneciera al Marqués de Valle Umbroso en la ciudad del Cusco. Además, incursionó con mucho éxito en la industria y fundaría en 1913, con otros empresarios, la primera compañía de electricidad en el Cusco; y luego incursaría en la industrial textil en las fábricas Huáscar entre 1915 y 1919 y la Estrella en 1928.
El señor de Luchi Lomellini convertido en uno de los más exitosos empresarios del Cusco, devolvería el brillo al Palacio Qolqampata, embelleciendo la Casona dentro del complejo de las ruinas del Palacio de Qolqampata donde tendría una vida acorde con el nivel de élite que adquirió en la ciudad, tuvo 8 hijos con su esposa Aurora Gottardo Morán. Los descendientes de estos 8 hijos, ya todos fallecidos, son en la actualidad en su mayoría aún propietarios de los diferentes lotes en que se dividió el fundo Qolqampata luego de la muerte de don César de Luchi Lomellini Pedamonte y su cónyuge, siendo los herederos de Carlos de Luchi Lomellini Carenzi, uno de éstos 8 hermanos, copropietarios del lote más preminente donde se encuentra actualmente el Hotel, sostenido por muros Incas y del muro Inca Imperial que pareciera una Waqa o adoratorio, colindante con las hermosas columnas del frontis del Palacio Inca. El nieto del señor De Luchi Lomellini Pedamonte, César de Luchi Lomellini Carenzi sería el último de la familia de Luchi Lomellini que habitaría la Casona Republicana.
Actualidad
El año 2015 Ananay (significa “que lindo” en quechua) Hotels empezó a operar como hospedaje parte del complejo de lo que fuera el Palacio de Qolqampata y la Casona Republicana que forma parte del complejo, denominándolo Hotel Palacio Manco Cápac, honrando el nombre de a quien se le atribuye ser el primer propietario.
Las habitaciones y zonas sociales han sido cuidadosamente restauradas y el hotel se encuentra lleno de antigüedades que recuerdan la historia del Palacio Qolqampata y de algunos de sus ilustres habitantes. Incluso dos de las suites tienen como cabecera lo que algunas fuentes citan como la “Cama de Bolívar”, aparentemente Simón Bolívar uno de los libertadores del Perú, durante su estancia en el Cusco en Junio de 1824 habría dormido en esta cama.
Ananay Hotels es orgullosa de ser curadora de esta joya arquitectónica y sitio histórico tan importante. Comprometida con nuestro patrimonio busca rescatar el esplendor, la gloria y la vida de este espectacular sitio convirtiéndolo en un hotel boutique muy especial, donde conservando su espectacular identidad mestiza, huéspedes y visitantes rodeados de las mayores comodidades y servicios se transporten a tiempos inmemoriales al caminar por la Casona, áreas sociales, contemplar los históricos muros incas, la bella andenería.
El año 2016 Trip Advisor reconoció a Palacio Manco Cápac como uno de los mejores 25 hoteles boutique del mundo y el primero de Sudamérica.